Diomedes Ureña asegura que encontró fórmula para curar cáncer, SIDA y mucho más

“Tengo la cura para todo”

Este complejo personaje dice haber curado a 5 mil personas del mortal cáncer, lo cual no se consigue, según él, porque se quiere, sino con fe en Dios y por el derecho natural de saber las cosas. Ureña tiene oficinas en Chiriquí, su tierra natal; en Herrera y en la ciudad capital. Los interesados en hacerle consultas pueden ubicarlo en los teléfonos (507) 6600-1987.

Redacción Crítica

Diomedes Ureña, un chiricano que se identifica como botánico, asegura que con hierbas extraídas de diversas partes del país, él encontró la cura para el SIDA y el Cáncer.

Dice ser capaz, con solo mirar a los ojos del enfermo, de decir cuál es el origen del mal que le aqueja y, por supuesto, asegura tener las hierbas necesarias para curarlo.

Señaló haber combatido con éxito enfermedades como la diabetes, hipertensión e hipotensión (alta y baja presión); obesidad, trastornos cardiovasculares de diversas etiologías, afecciones renales, dermatitis, glaucoma, y un número indeterminado de infecciones.

Ureña se curó el mismo un cáncer que lo estaba matando, con una revuelto de hierbas medicinales que mezcló el 9 de mayo de 1980. Por esa época, el botánico motivo de esta nota tenía la edad de 35 años.

También sanó a su esposa de los quistes que tenía en los senos, y el 7 de agosto de 1987 curó a la primera mujer que sufría de cáncer en la matriz y de 50 tumores visibles en todo el cuerpo.

Diomedes dice que el ser humano debiera vivir por lo menos 120 años, pero que los médicos actuales atiborran a los enfermos con tanto producto químico, que la mayoría no pasa de 70.

Pero no es sólo Ureña quien pregona sus dones: decenas de personas que dicen haber sido beneficiadas por los conocimientos del botánico aseguran que los procedimientos del chiricano les han devuelto la salud… y la paz.

UN CASO

Hace poco el diario colega “El Panamá América” publicó la historia de Juan Manuel Díaz, quien estaba muriendo de leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer en la sangre que se le detectó el 26 de junio de 1996.

Algunos síntomas: cansancio, pérdida irregular de sangre y caída vertiginosa de su nivel de hemoglobina, que llegó a 3.0. Díaz se deterioró de tal manera, que hace 4 meses estaba postrado en una cama sin poder caminar.

Cuenta el propio joven –según la publicación citada- que todo cambió cuando empezó a frecuentar a Diomedes Ureña. El tratamiento mostró sus primeros efectos a las dos semanas.
Actualmente, el chico –aunque con ayuda- puede caminar, ha subido de peso y la hemoglobina se encuentra en 14.0.

En “El Panamá América” el reportero dice: “En la actualidad Díaz es atendido por el médico una vez por mes, a diferencia de antes cuando acudía dos veces por semanas. Esto se debe a que su sistema linfático esta mejor”.

¿Un milagro? ¿Casualidad? ¿Coincidencia?: Juan Manuel cree que es gracias a Diomedes Ureña.

INTERNACIONAL

El botánico nació en La Concepción, Bugaba (Chiriquí) y ha logrado trascender las fronteras patrias, sanando a hombres y mujeres que ya habían perdido la esperanza y habían prácticamente, desvanecido su voluntad de vivir, en medio de una vorágine de suplicios y desconsuelo.

Personas de países tan disímiles como Estados Unidos, Costa Rica, Alemania, Colombia, Nicaragua, Holanda y hasta el Líbano y Corea, han llegado hasta este hombre de extracción humilde.

Diomedes Ureña dice haber sido abortado por científicos de países como Alemania, Dinamarca, Francia, España y los Estados Unidos, y aseguran que le han hecho ofertas para patentizar sus fórmulas, en estos países; sin embargo, ha preferido obviar la acumulación de riquezas que esto representaría, para entregarse por completo a rescatar la vitalidad de sus compatriotas, y de todos aquellos que lo busquen y que vengan del mundo entero.

CÁNCER – SIDA

Ureña dice: “El cáncer no es más que el resultado del distanciamiento entre el hombre y la naturaleza. Esta es una época de grandes adelantos científicos, pero también de un desenfrenado e indiscriminado afán de consumo, que ha puesto a la humanidad en contacto con sustancias artificiales, procesadas, que trastocan los sistemas genético e inmunológico”.

En cuanto al SIDA, el botánico señaló que este mal trasciende los valores morales, y demuestra a una humanidad cansada y enferma que ha liberado sus pasiones de manera negativa, ocasionando esa aguda receptividad de organismos patógenos que desgastan su salud, de manera alarmante.

“Dios nos da la oportunidad”, reza la frase con la que Ureña sintetiza su trabajo, es la educación con que descifra el misterio oculto en la interioridad del cuerpo, en la oquedad de los árboles y en la multiplicidad de las ramas, hojas y raíces con las que se ha sostenido cada momento dedicado a aliviar al prójimo, testimonio veraz de la confianza de Dios en la humanidad.

¿BRUJO?

Ureña descartó la práctica de la brujería o hechicería en sus tratamientos. Dice valerse únicamente de la naturaleza y del conocimiento de las plantas. Aún así, hay personas que le llaman “brujo”. El sonríe –la sonrisa es filosa, dura- y le responde: “a Jesucristo le llamaron brujo también”.

Para sus “revueltos de medicamentos” específicos para cada persona, Diomedes Ureña necesitó conocer las diferentes razas, lo que resultó complicado “porque los panameños tenemos una mezcla de indio, español, chino, negro y sajón, lo que obliga a los nacionales a cuidarse más”.

En la reciente publicación citada, Ureña dijo que cada persona tiene un símbolo de muerte y la enfermedad que la causará, hecho que desconocen los miembros de la orden Rosacruz y la medicina moderna, y hasta la alta tecnología de los países desarrollados.

Para conocer esto se necesita hacer un estudio del ser humano y las características que se presentan en los diferentes tipos de sangre y vistas.